Respuestas-Federico Herrero-encuentro de escuelas de teatro

Al término de una clase de actuación, dictada por los profesores Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, en el encuentro Nacional de Escuelas de teatro, los profesores contestaron preguntas de los alumnos presentes, a continuación contenidos, desde mi punto de vista.



A continuación contenidos de la misma desde mi punto de vista.



Federico Herrero y una clave, cualquier ser humano es capaz de actuar, pero no cualquiera es actor.



Actuar es ser capaz de ejecutar operaciones mentales precisas, desde las más simples hasta las más complejas, y así producir el pensamiento, las sensaciones y las emociones, para lograr la significación y el signo (expresión) dentro de la circunstancia y situación planteada por la ficción.



Un actor debe ser capaz de lograr plenamente la ficción sin fisuras de la realidad tantas veces como la enfrente en su vida profesional, al contrario del que sólo finge como actor, rompiendo la ficción con la realidad al calcarse perpetuamente a sí mismo, independientemente de la calidad de la copia. Por esto estamos obligados a dilucidar la diferencia entre el que funge como y el que es actor.



El hecho de jugar con una historia, de aprender un texto, de moverse, incluso con gracia, en el ámbito de la ficción, lo puede ejecutar cualquier persona con una capacidad arriba de la media; y hacerlo hasta con sinceridad, habilidad, presencia y lo que muchos denominan encanto.

Mucha de esta gente llega a vivir, en el sentido amplio, de esta capacidad de actuar, con base solamente en su propio yo. Llegan a ser famosos, envidiados, admirados, ricos, e incluso paradigmas de actor, y no son actores.

Alguien así es él mismo, con sus características, disfrazado, en un juego pedestre de un simulacro de personaje, simulación que se llega a repetir hasta la saciedad.

Es el caso del actor aficionado. Esta posibilidad de fingir como actor, no siendo actor, provoca una confusión que arrastra a los actores, a los que fungen de actores, a los directores y al espectador; lo que explica la falta de rigor para abordar verdadera y profundamente la ficción, y el hecho de que produzcan, en el plano de la actuación, por lo menos, trabajos de discutible calidad.

A nuestro entender, el actor es aquel que es capaz de crear la máscara (persona), no ponérsela.

Máscara-personaje es la visión creadora de un actor que sintetiza su propia visión del ser humano en tiempo y lugar precisos, por fuerza el hoy y el aquí.

El actor crea con base en su propio potencial humano, espiritual, intelectual y físico dentro de la ficción.

Compleja operación que no tiene nada de natural, como se suele creer, sino que exige una depurada técnica producida por un fuerte entrenamiento en los distintos planos, un desarrollo a profundidad y amplitud de imaginación e intuición.

El actor necesita una preparación intelectual que le permita comprender cabalmente al ser humano para poder actuar.

La ficción plena produce el efecto de una realidad que ocurre ante la presencia del espectador enfrentado al hecho dramático verdadero (redundancia innecesaria, ya que la ficción para ser tal tiene que ser verdadera, no real: la ficción no acepta la falsedad, ya que ésta sólo ocurre en la realidad).

El espectador debe reconocerse en la verdad de la ficción, la cual lo pone en evidencia ante sí mismo, incitando a reconocerse en su condición trágica o en su vicio cómico, provocando catarsis, por el miedo, la compasión o la risa del ridículo, liberándolo y armonizándolo consigo mismo a fin de poder enfrentar con nuevos bríos y renovada conciencia a sus ángeles y demonios.

El actor de cine también actúa

El actor debe poseer una enorme fuerza, y si es actor la posee, pero es también, por su propia naturaleza, delicado. Hay que tratarlo con muchísimo tacto. Hay que permitirle que comparta con los colaboradores la luz a fin de poder desplegar toda su fuerza.

Actor es ser: lo mismo en el escenario que en el set cinematográfico o televisivo, así como en la radio, es esencialmente lo mismo, aunque no él mismo. Un actor no se repite a sí mismo en una ficción aristotélica congruente con el modelo tradicional que respeta las leyes de las unidades de tiempo, espacio y acción, así como de la fábula.

La técnica del actor debe ser elástica. No es lo mismo actuar, técnicamente hablando, en un teatro de cámara con cincuenta o cien espectadores alrededor, que en un teatro tradicional de dos mil butacas ante un público sentado por hileras y distanciado por el foso de la orquesta. De la misma manera, la técnica del actor sufre transformaciones esenciales ante una cámara o un micrófono que lo obligan a matizar su expresividad tanto gestual como sonora. Lo que no cambia es la esencia del actor.

Profesor de teatro: Nicolás Francisco Herrero, en actuación, una clave. Un actor siempre es un actor independientemente del lenguaje en que se exprese; lo que cambia, pues, es el matiz técnico de su expresividad en función de la creación, la convención y la verosimilitud de cada ficción particular.

Los elementos constitutivos de los lenguajes teatral y cinematográfico son diferentes. Uno ocurre en vivo, diariamente distinto; el otro es registrado y percibido por el espectador cuando ya no ocurre. Su utilización de tiempo y espacio no es la misma. La narrativa obedece a distintas leyes: en el teatro es una herramienta en la que se apoya el actor a fin de lograr continuidad en la expresividad; en el cine —con excepciones— la continuidad narrativa se asume de otra manera. Por otra parte, la movilidad de la cámara, así como de asumir puntos de vista —objetivos y subjetivos— no existen en el teatro. La convención teatral tiene sus equivalentes, pero con técnicas y lenguajes específicos. Ninguno de los dos es mejor o peor que otro, son distintos.

Suele suceder que cuando nos encontramos ante un cine de calidad apoyado en la creación consecuente de personajes, situaciones y circunstancias que tratan de descubrir al hombre más allá de su quehacer, lo llamamos —de manera profundamente irresponsable— teatro filmado. Es importante precisar que efectivamente hay registros filmados o grabados de toda clase de acontecimientos, entre otros, por supuesto, el teatro. Pero sólo son eso: registros.

En escuelas de teatro, especialista: Federico Herrero. Debemos entender que el actor en el cine debe actuar.

Federico Herrero, maestro de actores, una clave. Al actor debemos estimularlo para que actúe. Debemos iluminarlo para que crezca en sus actuaciones.

Debemos marcarle el ritmo para obtener la progresión. Debemos sacar del actor el matiz en función de nuestra ficción personal, de nuestra técnica, que también es la de él.

El actor es siempre actor.

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