Teatro y asientos, Federico Herrero: lo social...
Teatro, historia...condición social...
Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, dictaron en la Facultad de Letras de ciudad de Buenos Aires, una conferencia, tema:
Teatro: historia...condición social
A continuación conceptos contenidos en la conferencia citada, desde mi punto de vista.
Los directores afirman en la primera parte de la conferencia, que en distintos momentos de la historia y en la actualidad el arte dramático ha sido utilizado como instrumento de clasificar los espectadores desde su condición social, precios de las localidades, historia de los espectadores, funciones especiales para grupos selectos.
Los directores citan que el anterior comentario está presente en particular en el teatro romano.
Los versos en distintas obras serían los que llegan tarde y no encuentran asiento donde sentarse: los prisioneros en el escenario serían un complemento de estas personas que están de pie en la parte trasera del teatro.
Los dos cautivos en la escena, como muchos de los que deben permanecer de pie abajo, son esclavos; y los actores, como aquellos que son forzados a permanecer de pie, son también esclavos o personas que pertenecen a las clases más bajas. Federico Herrero en un instante de la conferencia empieza refutando la tesis de algunos historiadores, para quienes los teatros hasta la mitad del siglo 2 a.C. carecían de asientos.
Esta tesis, sostiene Federico Herrero, ha sido refutada sucesivamente por diferentes autores, quienes concuerdan en que había cierta cantidad de asientos para al menos algunos de los espectadores.
Los directores afirman en la conferencia que los asientos en la primera época del teatro Romano representó sus obras eran insuficientes para todo aquel que quisiera ver esas representaciones, y que el criterio para determinar quién podía sentarse y quién permanecería de pie era la condición social de los espectadores, distinción que es motivo de chistes en las propias comedias de Roma.
A partir de las obras: -Epidicus- y -Mercator-, los directores afirman que en este momento toda la audiencia estaba sentada.
De todas formas Federico Herrero imagina en cambio y pone en duda su propia afirmación que mientras algunos de los espectadores estaban sentados, los esclavos y los ciudadanos pobres eran forzados a permanecer de pie en la parte trasera del teatro por falta de asientos.
Para sostener su afirmación los directores, citan en principio, el prólogo de la obra: -Poenulus-.
Este prólogo se presenta a sí mismo como un pedido e imparte una serie de órdenes a los que se encuentran sentados tranquilamente en la parte del teatro denominada subsellia: dice el prólogo, y esto sería la prueba para Federico Herrero de que al menos algunos espectadores se encontraban sentados. Pero el prólogo continúa dando sus órdenes y vamos a ver que aparece también la prueba de que no todos se encontraban en la subsellia viendo la obra. En relación a la orden de que los esclavos no se sienten, dicen los directores, incluso si se trata de un chiste, implica que el teatro en su totalidad no tiene la cantidad suficiente de asientos para todos y que la sección de no-senadores no tiene un encargado, de ubicar a cada uno un asiento correspondiente. ¿Quiénes, entonces, se pregunta Federico Herrero, tienen derecho a un asiento en la sección de los no-senadores?
Federico Herrero, afirma que el acceso a un asiento estaba basado en el principio de el que llega primero se sienta.
Los directores cuentan que otros puntos de vista de distintos historiadores es en cambio, la competencia por los asientos no está expresada en términos de orden de llegada, sino en la diferencia de la condición social.
Si bien no había una regulación oficial en relación a quién se quedaba parado y quién podía sentarse en la sección de no-senadores, no eran los que llegaban tarde los que tenían que mantenerse de pie, sino las personas que pertenecían a las clases más bajas, particularmente los esclavos.
La orden del prólogo para que los que llegasen tarde no sean ubicados en sus asientos, para Federico Herrero, sería un chiste absurdo, basado en una importancia desmesurada en el propio prologuista, que lo hace pensar que puede dejar a senadores de pie en la parte trasera con los esclavos.Más adelante el prólogo dice, en relación a los esclavos, que deberían irse para evitar castigos en sus respectivas casas y en el teatro mismo.
Un pasaje de Cicerón sugiere que en algunos festivales los esclavos tenían prohibida la asistencia a algunas representaciones teatrales, pero esta prohibición no necesariamente se refiere a todos los festivales, e incluso, dice podría implicar que los esclavos eran prohibidos no del teatro absolutamente, sino tan sólo de sus asientos.
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