El que nacio en Victalia (cadaver exquisito)
El que nació en Victalia...
"Oh! Señor Turco, usted es muy vigoroso!" dijo ella con voz temblorosa, mientras sus prendas caían lentamente a los pies de la cama y mientras miraba como, con esfuerzo, él sacaba el enorme telescopio y se lo mostraba. ¿Viste qué grande es? -dijo el Señor Turco-, ahora lo vas a agarrar fuerte, ¡ojo que es pesado!, lo vas a sostener y vas a levantar el mentón, mirame cuando lo hacés... -¿Y si me caigo? ¿Qué pasa si me caigo? - dijo ella, ya no con voz temblorosa, sino con una mezcla extraña de gemido y de último suspiro, porque a pesar de que se sentía más viva que nunca, el esfuerzo y la sumisión a la que se encontraba sometida hacia ya varias horas, la hicieron sentir un poco más cerca de la muerte. - Si te caés solo vas a conocer el piso, ese al que le esquivás la mirada. Y sos parte de él, yo soy parte de él, si te caés no te voy a pisar, voy a levantarte, solo quiero que mires a lo lejos mientras todo termina.
Y entonces empezó a mirar, empezó a distinguir, a lo lejos, el cielo anaranjado y las llamas doradas, las lenguas de fuego que parecían salir de las estrellas mezcladas entre una lluvia de sangre, una sangre tan caliente y tan real como la que ella ahora pisaba con sus pies desnudos sobre la piedra de la torre.
- Mirá hacia adelante, ya no mires atrás aunque el fuego amenace y el futuro no prometa, no mires atrás -decía el Turco, mientras cortaba sus venas- olvidá todo lo superficial, lo enajenado de la vida y pisá el suelo, aunque sangre la realidad, vos no debés parar, mira a lo lejos… Y eso era lo que ella hacía, miraba a lo lejos pero sin saber aún que la lluvia de sangre que bañaba las calles era un reflejo gigantesco de la sangre que sus venas regaban sobre la piedra y sobre los pies de la cama.
EMPEZO COMO UN CHISTE [MONEDA], LO SEGUIMOS [ABSA]Y YO Y ASI QUEDO!
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